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Vol. 29. Núm. 3.Junio 2009
También incluye anexos, los Resúmenes de la XVII Reunión de la Sociedad Extremeña de Nefrología, 27 y 28 marzo 2009, Olivenza (Badajoz).
Páginas 0-284
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También incluye anexos, los Resúmenes de la XVII Reunión de la Sociedad Extremeña de Nefrología, 27 y 28 marzo 2009, Olivenza (Badajoz).
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Investigación Clínica Independiente en España
Independent Clinical Research in Spain
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Josep M. Cruzadoa
a Hospital Universitari de Bellvitge Barcelona, Barcelona, España,
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Sr Director



He leído atentamente la editorial del Dr Manuel Praga acerca de la investigación clínica en España (1). Quiero remarcar, en primer lugar, que es innegable que el Dr Praga es un gran investigador en Nefrología, tenga o no proyectos financiados. Sus trabajos de investigación han contribuido, sin duda, a mejorar el conocimiento de la fisiopatología y el tratamiento de las enfermedades renales. Sin embargo y, probablemente debido a la gran admiración que tengo por el Dr Praga, su sentida editorial me ha provocado una cierta intranquilidad. Efectivamente, transmite una cierta sensación de orfandad e incluso, desánimo tras años de dedicación a la Nefrología en un hospital universitario.



El modelo sanitario español, en lo que refiere al personal médico, al menos en los hospitales universitarios, se basa en plantillas amplias con salarios individuales bajos, paralelos al nivel de exigencia al profesional. El modelo como tal funciona bien, al menos a nivel de prestación sanitaria, y por eso se continúa manteniendo con la connivencia de las asociaciones médicas y sindicales. Quizá en los últimos años este modelo chirría más de lo habitual debido a que las diferencias salariales entre los médicos contratados y los de plantilla se han visto agrandadas. Con este fenómeno se consiguen dos cosas tremendamente negativas: la primera, desincentivar a los futuros líderes de los servicios médicos y reforzar, más si cabe, algunas actitudes de apoltronamiento entre algunos, afortunadamente pocos, de los médicos senior. Además, no existen diferencias salariales entre trabajar con patologías complejas en un hospital universitario (dónde habitualmente para llegar a adjunto hay que pasar varios años en el purgatorio de las becas o los contratos basura una vez finalizada la especialidad) o bien hacerlo en un hospital comarcal. Una consecuencia preocupante derivada de esto es que un creciente número de Médicos Internos Residentes brillantes escogen realizar la formación médica especializada en hospitales pequeños.



La realidad es que esta situación descrita y consentida por todos durante años ha llevado a la coexistencia en los servicios médicos de los hospitales universitarios de un amplio abanico de perfiles de dedicación profesional. Llegados a este punto, me gustaría desmentir una de las falacias, en mi opinión, más nocivas para nuestro sistema sanitario: el médico que investiga no hace o hace menos asistencia que el que no investiga. Falso, falso y falso. La situación es más bien todo lo contrario: el médico que investiga en un hospital público español suele realizar tanta o más asistencia que el que no lo hace. Por ello hay que aplaudir iniciativas como el Programa de Incentivación de la Actividad Investigadora. El futuro pondrá las cosas en su sitio, estoy seguro, pero mientras debemos persuadir a los dirigentes de los hospitales de que para hacer buena asistencia hay que hacer buena investigación. Ello pasa por el reconocimiento de la actividad investigadora como un mérito y como una condición sine qua non para progresar en la carrera profesional. También, la política de contratación y de adjudicación de plazas (empezando por el Jefe de Servicio) en los hospitales universitarios debería tener muy en cuenta el potencial investigador de los candidatos. En definitiva, la asistencia de calidad puede y deber hacerse siempre, en cualquier hospital. Sin embargo, un hospital universitario debe además generar conocimiento (en el fondo riqueza) y para ello hay que investigar.



La participación en ensayos clínicos comerciales es necesaria. No obstante, no todos estos ensayos clínicos son iguales. Los hay con fines estrictamente comerciales y de fidelización. Pero también existen los de fase II-III o de registro. Estos ya no son tan fáciles de conseguir, pues para ello se requiere liderazgo. La participación en estos ensayos debe ser uno de nuestros objetivos; primero por ser una excelente fuente de recursos para nuestra Institución, segundo porque pueden ayudarnos a financiar nuestras estructuras propias de investigación y finalmente porque de la participación en este tipo de ensayos se deriva la mejora de nuestra práctica clínica diaria. Luego está la investigación clínica independiente, sometida recientemente a regulación para evitar investigación clínica encubierta o estudios con problemas éticos. Si bien entiendo los comentarios del Dr Praga al respecto, creo que hay que reconocer el esfuerzo de nuestras autoridades sanitarias para potenciar la investigación clínica independiente. En primer lugar, a través de las convocatorias de Proyectos de Investigación Clínica Independiente donde la solicitud es realmente sencilla y dónde puede presupuestarse una partida económica para todos aquellos aspectos que tanto preocupan al Dr Praga: seguro, cuaderno de recogida de datos, monitorización, medicación de estudio, etc.. En segundo lugar y, más importante, a través de creación de estructuras transversales de investigación como los CAIBER para precisamente dotar a los hospitales dónde se hace investigación de todos aquellos aspectos que los médicos investigadores necesitan para llevar a cabo ensayos clínicos tanto independientes como comerciales.



Finalmente me gustaría abordar el tema de cómo conseguir recursos para realizar una investigación. Hay que partir de la base de investigar es una inversión que cuesta dinero. La investigación de revisión o de casos clínicos no es una excepción, también tiene un coste. El Dr Praga estará de acuerdo conmigo en que su tiempo y el tiempo de sus colaboradores tiene un precio, hay que recoger los datos, las bases de datos hay que crearlas y alimentarlas, etc… Los recursos para hacer investigación son seguramente insuficientes pero hay que pedirlos, sin caer en el desánimo, para poder optar a ellos, ya sea a organismos públicos, a sociedades científicas o incluso como muy certeramente expone el Dr Praga a empresas privadas. Una vez completada la investigación, no siempre la publicación es lo más importante. Probablemente sea todavía más importante uno de los puntos más débiles de la investigación en España: la generación de patentes y la futura explotación comercial de los resultados.



En mi modesta opinión, nefrólogos como el Dr Praga con relevantes aportaciones en el conocimiento y tratamiento de las enfermedades renales y que han sido y son referente para muchos de nosotros, y que además actualmente ocupan las Direcciones de los Servicios de Nefrología no deberían caer en el desánimo. El foco debería situarse en el análisis de las causas de la falta de liderazgo internacional de la nefrología española.



Bibliografía
[1]
ReferenciasM. Praga. ¿Se está apoyando la investigación clínica independiente en España?. Nefrologia 2009; 28 (6) : 575 - 582
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